Caminando por el parque una mañana de primavera escuché de repente un sonido detrás de mí, me giré y ahí estaba... era otra vez ese niño, el que el otro día casi me mata pero menos mal que conseguí meterme en aquel hueco del muro del parque.
Yo soy una hormiga, trabajo en la construcción, vamos que soy una hormiga obrera, sí, sí, de las que construyen galerías y van en fila india hasta el hormiguero llevando comida.
Bueno, os cuento mi historia con este niño.
Varéis, el otro día cuando estábamos trabajando, mientras llevábamos la comida por el borde del muro, vino un niño pelirrojo que parecía inocente pero enseguida aplastó a la mitad de hormigas que estaban allí. Ese niño es una amenaza para nuestra colonia y para todos los demás hormigueros.
Su técnica para matarnos consiste en tapar con barro la salida del hormiguero dejándonos sin aire a todos los que están dentro. También a las que pasean por la calle las coge con un palo de ''Chupa-Chups'' y disfruta arrancándoles las patas.¡Brrrrr!
¡Ah!, se me olvidaba, también le gusta meter un palo por los pasillos del hormiguero destrozándolo por completo.
El alcalde de la colonia siempre nos da su pequeña charla sobre: ''El borrego'', que así es como llamamos al asesino.
Ahora mismo, el alcalde ha construido unas galerías a mucha profundidad y ha puesto unos sensores para saber cuando se acerca ''El borrego''. Los soldados hormigos revisan estos sensores día y noche y al menos ya tienen un dato importante: ''El borrego'' se acerca a las 4:30, justo cuando sale del colegio. A esa hora todas las hormigas de la colonia refugian en las galerías y se tapa la entrada con unas hojas.
Pues bueno, así está la cosa, aquí se acaba el informe de la situación de la colonia.
Irene Trasobares 1º B
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