El Romanticismo es un movimiento cultural que se desarrolla en Europa en la 1º mitad del siglo XIX y en España desde 1834, con la vuelta de los exiliados españoles y el estreno de la obra teatral La conjuración de Venecia de Martínez de la Rosa, hasta finales de la década de los 40. Este movimiento se va a oponer a los principios característicos de la Ilustración, protestará contra los problemas político-sociales del momento y los autores románticos harán de la libertad su bandera.
Uno de los géneros preferidos por estos autores es el teatro, cuya máxima expresión será el drama. Este drama romántico va a enlazar con el teatro del Siglo de Oro y se opondrá al teatro neoclásico que seguía representándose durante el primer tercio del siglo XIX. Las principales características de este drama romántico son:
Uno de los géneros preferidos por estos autores es el teatro, cuya máxima expresión será el drama. Este drama romántico va a enlazar con el teatro del Siglo de Oro y se opondrá al teatro neoclásico que seguía representándose durante el primer tercio del siglo XIX. Las principales características de este drama romántico son:
- Su tema principal es el amor, un amor imposible, que frecuentemente tiene un final trágico. Además, se tratan otros temas como el azar, la rebeldía, la libertad...
- Los personajes no cambian, carecen de evolución psicológica.
- Suelen tener una ambientación histórica.
- Formalmente, se caracteriza por el rechazo a todas las reglas. Así, mezclan tragedia y comedia, prosa y verso, se rompen las unidades de tiempo y lugar, el número de actos varía de 3 a 5, se introducen pasajes líricos...
- En el desarrollo de los argumentos es fundamental la intriga y se incluyen numerosos elementos melodramáticos (origen desconocido de los personajes, anagnórisis o reconocimientos finales, escenas nocturnas, desafíos....)
Los autores más importantes de este teatro son el duque de Rivas, autor de Don Álvaro o la fuerza del sino (1835), y José Zorrilla, cuya obra más celebrada es Don Juan Tenorio (1844) que desarrolla el famoso mito de don Juan, el cual ya había aparecido por primera vez en la obra de Tirso de Molina El burlador de Sevilla (siglo XVII).